No son pocas las series que durante las últimas décadas han aprovechado el contexto hospitalario para armar tramas que mezclen la salud y el drama, entrelazando las vidas personales de los sanitarios con los casos médicos de una profesión intensa en la que es muy difícil no implicarse emocionalmente. Son tantas las horas que un trabajador pasa en el hospital que se genera una comunidad despierta las 24 horas del día. Estos ingredientes suelen dar como resultado una propuesta intensa, donde se viven situaciones extremas y en la que la relación de sus miembros sobrepasa la frontera profesional.
Y aunque podría parecer que las series médicas son todas muy parecidas, lo cierto es que las hay para todos los gustos. El paraguas es suficientemente ancho como para que haya espacio para que cada una tenga su propia personalidad y te guste lo que te guste encuentres la horma de tu zapato: desde títulos clásicos que se han convertido en uno de los imprescindibles de la historia de la televisión, como podría ser Urgencias, a novedades que aprovechan la oportunidad para poner sobre la mesa temas de actualidad, como es el caso de Transplant.
Esta última hace del sistema sanitario canadiense su entorno particular en el que resolver un caso cada semana, uniéndolo a la brecha cultural y social que supone para Bashir, su protagonista, haber conocido la realidad de los refugiados; es una de esas propuestas que no obvian la carga social. Y es que el doctor Bashir Hamed (Hamza Haq) es un sanitario forjado en el campo de batalla en su país de origen, Siria, de donde tendrá que emigrar junto a su hermana. En Canadá, su nuevo lugar de residencia, las dificultades para encontrar trabajo de lo suyo son más que evidentes, hasta que por cosas de la vida consigue no solo un puesto de médico sino que lo hace en uno de los hospitales más importantes del país, el Toronto’s York Memorial Hospital.
El filón que no se desgasta: los otros títulos de hospitales
Nunca ha habido un mal momento para las series hospitalarias, pero desde luego el actual, en vez de alejar al espectador a causa de la pandemia, está siendo más que favorable. Cuando estamos encarando la recta final de la cuarta temporada de The Good Doctor, que de nuevo nos tiene con el alma en vilo, llega el reemplazo a ese hueco con esta ficción canadiense. Pero no vuela sola, si algo hay es una oferta variada de títulos médicos a nuestro alcance.
Creada por David Shore y protagonizada por Freddie Highmore en el papel del doctor Shaun Murphy, The Good Doctor es una de las apuestas seguras debido a que muestra el lado más empático de la profesión de las manos de un profesional con TEA que sobresale técnicamente. De alguna forma, y pese a que no todos sus arcos son felices, se ha convertido en un lugar confortable; sus personajes son gente buena haciendo cosas para mejorar el mundo. Incluso aquellos que no te caigan bien tienen buenas intenciones, una forma vocacional de ver la profesión y una visión del mundo agradablemente hopepunk.
De entre las series médicas, Anatomía de Grey es sin duda el gran drama. En ocasiones bordea el culebrón y las vidas de los médicos se convierten en absolutas protagonistas y acude sin miedo a escenas y giros imposibles para que el público se enganche a lo que está viendo. La serie de Shonda Rhimes ha acabado por convertirse en un referente incombustible tras diecisiete temporadas (y sumando) y haber renovado a casi todos sus actores varias veces.
En estos dos ejemplos, la visión del mundo sanitario es la del vencedor con buen bolsillo que se puede permitir condiciones lujosas. No pasa lo mismo, sin embargo, con New Amsterdam, que enseña una versión mucho menos glamurosa de los hospitales, reflejando la dificultad de acceder a recursos suficientes y la necesidad de sobrevivir en un país como EEUU donde no se apuesta por la sanidad pública, lo cual obstaculiza el desarrollo de la profesión. Si bien esta serie no había producido un gran impacto en España en su arranque, en los últimos tiempos se ha convertido en uno de esos títulos muy comentados. El reflejo de la sociedad real es uno de sus fuertes, algo que también sucede con Transplant, en la que el origen del protagonista es, en principio, un obstáculo para llevar a cabo su vocación y donde asistimos a situaciones cotidianas muy alejados de las habitaciones amplias, luminosas y con mobiliario de diseño de otros hospitales televisivos.
Algo parecido le pasa a Turno de noche, donde se nos muestra la falta de recursos para poder ejercer la medicina desde un hospital humilde como es el San Antonio Memorial Hospital. Este título tira de un médico veterano de Afganistán que tendrá dificultades para encontrarse cómodo en su nuevo destino. Venir de un lugar donde has visto modos de vida muy diferentes cambia la cabeza obligatoriamente y, a menudo, genera enfrentamientos con la parte de la población acomodada que simplemente desconocemos qué supone realmente haber pasado por una guerra.
Cierra la lista de ficciones médicas recientes la italiana DOC (emitida en AXN y próximamente en Telecinco), representando a las grandes figuras sabias, al igual que los protagonistas de House o la ya mencionada The Good Doctor. Si bien la medicina es una carrera académica y profesional complicada y que requiere mucho, muchísimo, estudio, estos títulos cuentan con un personaje cuyo intelecto sobresale y donde esta condición provoca rarezas en el carácter. Son series donde se apuesta por girar sus arcos alrededor del protagonista, aunque algunas de ellas evolucionen hacia algo más coral. El virtuosismo y el don del médico que encabeza el elenco posibilita ver absolutas rarezas difíciles de diagnosticar, y de curar, que es imposible que no despierten curiosidad en el espectador.
‘Transplant’ se estrena el 22 de junio a las 22:00h en AXN.
